Reemplazó al clásico traje azul pero las empleadas se niegan a usarlo en una planta en Italia.
Las trabajadoras de Fiat en una planta en Italia comenzaron una batalla que hoy llegó a los medios de comunicación contra la imposición de un overol blanco por las situaciones incómodas que puede causar a las mujeres que estén indispuestas.
La automotriz respondió a los reclamos ofreciéndole a las trabajadoras una bombacha más grande para que usen en los días de su periodo.
Pina Imbrenda, empleada y representante del sindicado metalúrgico Fiom en la planta de Melfi, tras escuchar las quejas de sus compañeras decidió recoger las firmas para protestar contra la imposición del mono blanco, al que, con desprecio, han llamado: «el pijamilla».
«Una situación algo violenta. Tenemos sólo diez minutos de pausa por lo que no podemos ir al baño a cambiarnos cada dos por tres. Cuando nos ocurre (que nos manchamos) tampoco podemos ir a casa y cambiarnos», denunció Pina a la prensa italiana.
Imbrenda explica que es fácil mancharse durante esos días ya que su actividad implica tener que agacharse y doblarse para entrar en el coche y colocar las piezas, y denuncia cómo después se sienten humilladas por los «comentarios estúpidos» de algunos compañeros hombres.
La petición para cambiar el color de los monos de trabajo impuesto hace cuatro años, y volver, por ejemplo, al anterior y más discreto azul marino, ha conseguido en pocos días 400 firmas de las cerca 600 mujeres que trabajan en esta planta, una de las más grandes de la casa automovilística en Italia y que cuenta con 8000 empleados.
La respuesta de la empresa a la petición indignó aún más a las trabajadoras «Desde enero se proporcionará un culote para llevar debajo del mono a todas las mujeres con la regla», se lee en el comunicado de la empresa.
«La hipótesis de solucionar este problema dándonos un pañal añade la mofa a la humillación», comentó la sindicalista. Sobre este tema se ha expresado también la responsable de la Igualdad de Oportunidades del Gobierno italiano, Giovanna Martelli, quien afirmó en una nota que «la petición de las trabajadoras no puede ser ridiculizada y aún menos ignorada».
«Cambiar el color del mono de trabajo no es una petición para seguir una moda sino simplemente una petición que nace de la necesidad de sentirse a gusto y poder así desarrollar lo mejor posible su trabajo», se lee.
FUENTE: apertura.com / Adaptado para Femminant ©
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